Nos separamos: ¿Qué le decimos a los niños?

Separarse es una etapa completamente nueva, ya no eres el mismo que eras cuando te uniste a esa otra persona que pensaste pasarías el resto de la vida y te toca reconstruirte. Para los niños la vida ya no será cómo era y probablemente se encuentren con nuevos padres.

Es fundamental estar atentos a las necesidades, las dudas y emociones de los niños tras una separación. Pero es imposible hacerlo si no hemos trabajado los padres en nuestro propio proceso de adaptación; no podremos ser los padres, contenedores, cálidos y estables que somos capaces de ser, sin vivir nuestro propio proceso de sanación. Pide y busca toda la ayuda que necesites: terapia, amigos, familiares, colegios, vecinos, psiquiatra, grupos de apoyo o hobbies, deporte, trabajo, libros, escribir… ¡Toda la que necesites! Lo mejor que puedes hacer por tus hijos es empezar por tu autocuidado.

Como todo proceso requiere tiempo y va avanzando en etapas, el tiempo promedio para “superar” una separación según algunos estudios es entre 2 y 5 años, no será rápido, pero de nosotros depende que sea un tiempo valioso de autoconocimiento, donde vayamos construyendo un futuro que realmente queramos y nos acomode. Fácil probablemente no sea.

Igual que los padres, los niños sentirán muchas emociones difíciles partiendo por el miedo a la incertidumbre de qué es lo que está pasando y qué es lo que viene. Es fundamental entonces darles la mayor claridad de lo que está pasando. Aquí hay 3 preguntas y sus respuestas que incluyen las incertidumbres básicas de los niños frente a una separación.

  • ¿Qué significa que nos separamos? El papá y la mamá ya no vivirán juntos en la misma casa, pero seguiremos siendo tus padres para siempre, puedes contar con nosotros juntos o por separado, SIEMPRE. Dejamos de ser pareja, pero jamás dejaremos de ser tus padres, pase lo que pase. Seguimos siendo tu familia, pero ahora separados como pareja.
  • ¿Por qué se separan? Porque creemos mejor estar separados, vivir juntos ya no funcionaba para nosotros, lo estábamos pasando más mal que bien juntos. (aquí deben tratar de ser sinceros, pero lo justo para que sea claro, los temas de pareja son de pareja, no de padres).
  • ¿Hay algo que puedan hacer los niños para que se queden juntos, o tienen alguna culpa de la separación? Los hijos no se hacen cargo de sus padres, sólo de quererlos (ambos padres muchas veces dudan si pueden querer a ambos o si deben elegir entre alguno de ellos), cumplir con sus deberes, de ir al colegio y los que se le asignen en la casa, nada más. Ellos no han hecho, ni podrían hacer nada para que los padres estén juntos, ellos sólo contribuyen a que exista amor para siempre entre las partes. Dejaran de ser pareja pero nunca padres de esos niños, por lo que hay que aferrarse a ese amor que existe por los niños para que el resentimiento que suele existir por la separación no invada al rol de madre o padre.

Es importante explicarles a los niños que ellos pueden hacer todas las preguntas que quieran, en el momento que se le vengan y la respuesta a éstas será lo más sincera y concreta posible; aunque pueda ser dolorosa. Si no les damos respuesta nosotros, ellos la buscaran en otra persona o en ellos y pueden ser más terrible que la verdad, o simplemente ilusionarlos falsamente. Si no tenemos la respuesta, la respuesta sincera a eso es: no lo sé, si alguna vez lo sé, te lo diré. Si la pregunta está relacionada con el ser pareja y no nos parece apropiada la respuesta sincera, una alternativa es decir: eso es un tema de pareja/adultos y no es me parece apropiado que tú te involucres en esa área.

Como la vida cambió, las emociones están todas revueltas, son intensas, lábiles y confusas. Nos guste o no, es fundamental vivirlas para que no nos invadan como ola de tsunami. La forma más efectiva de regular nuestras emociones es compartiéndolas. Para que nuestros hijos puedan decirnos cómo están, que están sintiendo, es fundamental que les mostremos cómo hacerlo con el ejemplo. Como parte este artículo, es fundamental que los adultos tengan un apoyo externo donde desahogarse y pensar, cosa de que cuando expresen sus emociones con sus hijos éstas no sean en forma de tsunami. Esto no significa no llorar; llorar es completamente humano y aliviador, nada mejor que hacerlo con la gente que más queremos y eso incluye a nuestros hijos. Si nosotros no nos damos permiso para sentir con ellos; ellos tampoco lo tendrán para sentir con nosotros.

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